Para nuestros jóvenes, sentirse parte de un grupo facilita el desarrollo de valores como la generosidad y el compañerismo, a la vez que les permite aprender a compartir experiencias como la alegría y la decepción con los compañeros.
El deporte también fomenta la responsabilidad, ya que enseña a mejorar a partir de los propios errores, y los menores perciben que controlan su evolución como personas. Además, seguir un horario de entrenamiento y cumplir con los compromisos deportivos (disciplina) también ayuda.
Mi amigo Luismi, en una entrada reciente, se centraba en la educación con respecto a padres y profesores (léase http://gerenaabierta.blogspot.com/2009/08/jovenesangelitos-o-diablillos.html). Yo, continuaré hablando de la educación de nuestros jóvenes desde el ámbito deportivo, ya que en estos momentos es el que me toca desarrollar.
Entrenadores deportivos y padres van de la mano, aunque en muchos casos, el valor educativo que para el padre tiene el entrenador sea proporcional a los minutos que su hijo juegue durante la temporada. De la misma forma, el valor educativo de un padre para muchos entrenadores reside en lo mucho o poco que critique su labor. Dejando de lado estos obstáculos intrínsecos de esta profesión, padres y entrenadores deberían centrarse en los siguientes puntos:
El deporte también fomenta la responsabilidad, ya que enseña a mejorar a partir de los propios errores, y los menores perciben que controlan su evolución como personas. Además, seguir un horario de entrenamiento y cumplir con los compromisos deportivos (disciplina) también ayuda.
Mi amigo Luismi, en una entrada reciente, se centraba en la educación con respecto a padres y profesores (léase http://gerenaabierta.blogspot.com/2009/08/jovenesangelitos-o-diablillos.html). Yo, continuaré hablando de la educación de nuestros jóvenes desde el ámbito deportivo, ya que en estos momentos es el que me toca desarrollar.
Entrenadores deportivos y padres van de la mano, aunque en muchos casos, el valor educativo que para el padre tiene el entrenador sea proporcional a los minutos que su hijo juegue durante la temporada. De la misma forma, el valor educativo de un padre para muchos entrenadores reside en lo mucho o poco que critique su labor. Dejando de lado estos obstáculos intrínsecos de esta profesión, padres y entrenadores deberían centrarse en los siguientes puntos:
- Reforzar aspectos como la deportividad, el respeto, el esfuerzo realizado y el espíritu de superación ante resultados negativos.
- Evitar una mentalidad perfeccionista y obsesiva para rendir a un nivel óptimo que acarree frustaciones constantes.
- Deben centrarse, lo justo, en el resultado competitivo para evitar que el menor esté solo satisfecho cuando gana.
- Valorar siempre lo positivo de cada evento (partido, entreno,...), sin alterarse por los errores que se hayan podido cometer.
- Asegurarse de que el deporte elegido es una actividad en la que disfruta, para evitar el estrés y el abandono prematuro.
- Los adultos que se encuentran implicados en la actividad deportiva deben dar ejemplo con su actitud y no ser un modelo negativo.
- Cuando los adolescentes ya no rinden lo suficiente como para continuar su trayectoria en equipos de mayor nivel, y se ven obligados a dejar el deporte que ha ocupado su tiempo libre y al cual ha dedicado mucho esfuerzo, deben buscarse alternativas para no abandonar las bondades de la actividad deportiva.