Los padres son una parte muy importante en el triángulo deportivo (padres, entrenadores, jugadores). Muchos entrenadores, afortunadamente cada vez menos, son partidarios de mantener al margen a los padres.
Normalmente en las escuelas de fútbol suelen ver a los padres como un problema, al mismo tiempo los padres creen que el problema son los entrenadores, y así en muchos casos viven de espaldas en vez de establecer la colaboración necesaria cada uno en su parcela, para el correcto funcionamiento del equipo.
Otro punto a destacar sería su función en los entrenamientos y/o partidos:
Algunos padres se convierten en entrenadores desde la grada, criticando al entrenador, a los jugadores y, en algunos casos, a otros padres. Una vez más, les debo pedir que ejerzan de padres, que disfruten viendo las evoluciones de su hijo y dejen trabajar tranquilo. Seguramente en mas de una ocasión no estarán de acuerdo con sus decisiones, pero siempre deben respetarle y no distraer ni a los jugadores, ni al propio entrenador, ni crear conflictos innecesarios al niño, ni llevar estos problemas a otros padres, enrareciendo el ambiente, cosa que no favorece para nada el entorno. En fin, que el padre debe ser un elemento pacificador, no una fuente de conflictos.
Esto no quiere decir que cuando los padres quieran hacer una consulta, no puedan hacerla, pero si que se le debe pedir que lo haga en el momento adecuado y con corrección.
En resumen, si cada uno cumple con su cometido y todos juntos trabajan en la misma dirección, se pueden conseguir beneficios muy importantes para la educación de los niños en un presente y de cara al futuro.
Normalmente en las escuelas de fútbol suelen ver a los padres como un problema, al mismo tiempo los padres creen que el problema son los entrenadores, y así en muchos casos viven de espaldas en vez de establecer la colaboración necesaria cada uno en su parcela, para el correcto funcionamiento del equipo.
Otro punto a destacar sería su función en los entrenamientos y/o partidos:
Algunos padres se convierten en entrenadores desde la grada, criticando al entrenador, a los jugadores y, en algunos casos, a otros padres. Una vez más, les debo pedir que ejerzan de padres, que disfruten viendo las evoluciones de su hijo y dejen trabajar tranquilo. Seguramente en mas de una ocasión no estarán de acuerdo con sus decisiones, pero siempre deben respetarle y no distraer ni a los jugadores, ni al propio entrenador, ni crear conflictos innecesarios al niño, ni llevar estos problemas a otros padres, enrareciendo el ambiente, cosa que no favorece para nada el entorno. En fin, que el padre debe ser un elemento pacificador, no una fuente de conflictos.
Esto no quiere decir que cuando los padres quieran hacer una consulta, no puedan hacerla, pero si que se le debe pedir que lo haga en el momento adecuado y con corrección.
En resumen, si cada uno cumple con su cometido y todos juntos trabajan en la misma dirección, se pueden conseguir beneficios muy importantes para la educación de los niños en un presente y de cara al futuro.
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